Notas sueltas Dos
... Y un día te das cuenta de que no hiciste ninguna de las cosas que soñabas, que no te convertiste en quien se suponía que fueras como si el fracaso te abrazara y aún así no sabe a fracaso ni a desdicha sino simplemente a la vida desarrollada de manera mansa, intrascendente, un poco cobarde quizás, pero pacífica, tranquila, conciente de lo perdido y sin embargo preparándose para todo lo que aún queda por ganar.