9.1.11


Así, de pronto, todo se derrumbó,

igual que un decorado.

Veloces relámpagos dibujaron mi alma,

se agrietaron mis labios,

y mis ojos se vistieron de luto.

Después, el silencio se adueñó del planeta.

Así, caminando en el aire

me robé lo que pude,

lo coloqué en mi vientre

y me quedé despierta

hasta que amaneció.

Luisa C. D´Stefano

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