Como un río de seda
como un zarpazo sangrante
se iría escribiendo
en su piel
el último recuerdo.
Un olor neutro
cubriría el espacio
olor a desierto
a arena seca
a tierra baldía.
A través de una telaraña
de colores
vería su rostro sonriente
y cuando parpadeara
las calles dejarían
de temblar,
serían lágrimas.
Luisa C. D´Stefano
En recuerdo de Liliana Ciocca
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