13.2.07

UN AUTÉNTICO FANTASMA


¿Habría algo más prodigioso que un auténtico fantasma? El inglés Johnson anheló, toda su vida, ver uno; pero no lo consiguió, aunque bajó a las bóvedas de las iglesias y golpeó féretros. ¡Pobre Johnson! ¿Nunca miró las marejadas de vida humana que amaba tanto? ¿No se miró siquiera a sí mismo? Johnson era un fantasma, un fantasma auténtico; un millón de fantasmas lo codeaba en las calles de Londres. Borremos la ilusión del Tiempo, compendiemos los sesenta años en tres minutos, ¿qué otra cosa era Johnson, qué otra cosa somos nosotros? ¿Acaso no somos espíritus que han tomado un cuerpo, una apariencia, y que luego se disuelven en aire y en invisibilidad?


THOMAS CARLYLE

Sartor Resartus (1834)

(Extraído de Antología de la literatura fantástica)



12.2.07

NOCHEBUENA por Eduardo Galeano

Esta historia de Eduardo Galeano que me obsequió una muy querida amiga con El Libro de los Abrazos, no deja de emocionarme cada vez que vuelvo a ella. Hoy me siento un poco como el niño y quizás por eso la comparto aquí.


¨Fernando Silva dirige el hospital de niños, en Managua.


En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En casa lo esperaban para festejar.


Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo quedaba en orden y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón: se volvió y descubrió que uno de los enfermitos la andaba atrás. En la pernumbra, lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizás pedían permiso.


Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano:


- Decile a ...- susurró el niño-. Decile a alguien, que yo estoy aquí.¨

11.2.07

Caminar por la cornisa de tu olvido, oscilando mi alma entre el abismo sin tu cuerpo y el pozo de espanto del espacio, demasiado amplio, por tu ausencia.

Escrupuloso, abrazado a cada minuto y en todos los pasos se avinagra en la sangre el miedo.

La bolsa de besos está vacía y las manos cerradas no alcanzan para conservar tu promesa, diluida, a sabiendas, he desandado los pasos pisando en viejas huellas marcadas por alguien que alguna vez se pareció a mí. Pero no es suficiente retornar, deshacer el camino para estar de regreso. Casi siempre la partida implica una transformación y cada retorno un nuevo destino.

Cuando uno ha pasado frente a aquel espejo de pasillo surge de él una figura que no vislumbra más que su eco y nunca es igual, calidoscopio del viajero insomne que no vuelve jamás a ninguna parte.

No aquieta la bravura de los fantasmas esta tibia versión de la amistad. Se anquilosa en la roca y se quiebra cuando choca con la amargura azul de verdades que sangran.

Encender mi vela no opondrá a la oscuridad más recursos que débiles razones de abandono. Correr los postigos clausurando palabras no ayudará en el rescate de aquellos amaneceres extraviados.

Aún así yo estoy aquí.

Me instalo aguardando en mi ventana, esperanzada.











Me quedo si opciones,
sin posibilidades.
Me quedo vacía
entre abismos y lugares desiertos,
entre silencios y frases rotas.
Me quedo con el tiempo robándome las manos,
fundiéndome con tu ausencia.
Me quedo en el lado oscuro
de las noches frías.
A través de la ventana
una nada creciente se acerca
y aunque la lluvia sonria
yo me quedo con toda mi energía
en el borde de los ojos,
en el apático cuarto de las soledades.
Me quedo con un atardecer sombrío
sin poder dar nada más.
Me quedo laberíntica, intrínseca,
marcada, caída,
con mi alma y un café que se enfría
cada vez que te vas.

6.2.07


















No me interesan el quiebre de las tierras

ni los rojos cometas de Andrómeda.
No me interesan los párpados azules
ni la caja que guardás en el bolsillo, obsesionado.
No me importan los bisturíes ni las lapiceras.
No me importan las viejas banderas lanzadas al fuego
ni las naranjas en la heladera.
No quiero perros que lloran
ni rinocerontes en mis botas.
Yo quiero tus ojos con sus siete puñales de cielo.
Yo quiero tus manos, tu pelo,
tu sexo, tu corazón escarlata.
Yo quiero tus señales, tu cepillo de dientes,
tu bicicleta bajo mi ventana.
Yo quiero perderme en tu tiempo, en tu hipo, en tus secretos,
y poblar de flores todas las mañanas
que me queden por despertar.
Yo necesito tus agujas en mi carne, tu epidermis,
tu locura cosida a la mía
y el sabor de tu boca en cada rincón de mis planetas.




UN DÍA DIJE : ¨NO DIBUJO MAS.
AHORA QUIERO SER MAGO.¨
Y CUANDO HICE MAGIA ME DÍ
CUENTA QUE ERA IGUAL QUE
DIBUJAR.

CUADERNO DE VIAJES DE CIRUELO