12.2.07

NOCHEBUENA por Eduardo Galeano

Esta historia de Eduardo Galeano que me obsequió una muy querida amiga con El Libro de los Abrazos, no deja de emocionarme cada vez que vuelvo a ella. Hoy me siento un poco como el niño y quizás por eso la comparto aquí.


¨Fernando Silva dirige el hospital de niños, en Managua.


En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En casa lo esperaban para festejar.


Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo quedaba en orden y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón: se volvió y descubrió que uno de los enfermitos la andaba atrás. En la pernumbra, lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizás pedían permiso.


Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano:


- Decile a ...- susurró el niño-. Decile a alguien, que yo estoy aquí.¨